La actividad lúdica en el niño es de suma importancia, ya que está íntimamente relacionado con su desarrollo emocional y con su capacidad creativa.
La necesidad de explorar y controlar el entorno es innata del ser humano. A medida que el bebé crece va imitando lo que observa en su entorno, y a través de conductas repetitivas, va aprehendiendo y aprendiendo. A través del juego desempeñan diferentes roles, como parte de las conductas que observan y analizan, y es a través de esta imitación como van introyectando las pautas sociales. Poco a poco los juegos simbólicos que realiza, a través de juguetes muchas veces inventados por ellos mismos, (recordemos que muchas veces a los niños, sobre todo a los más chiquitos, les interesa más el envoltorio que el juguete que lleva dentro, para el que todavía no está preparado), va comprendiendo las pautas impuestas por los mayores, y perdiendo el temor (el niño que lo llevan al pediatra y al regresar a su casa juega que es doctor, e imita todo lo que observó).
Pero además, sucede que en esa recreación del entorno, crea una realidad nueva, más acorde con sus propias emociones y necesidades. La creatividad en el niño es muy importante para su desarrollo intelectual y emocional. Es a través de sus dibujos, su música, sus juegos, donde se expresa con total libertad.
Pero estas conductas no son inherentes solamente al bebé y al niño pequeño. A medida que crece, aprende a compartir, a través de juegos reglados, y ya adulto, la necesidad de jugar y recrear su entorno sigue viva.
Un niño que no juega, no puede re-presentar e introyectar su entorno. No puede aprender.
el niño debe jugar, y expresar sus emociones con libertad, y si no puede hacerlo, entonces pensemos que algo en él no está bien.
22 junio 2013
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